Image may be NSFW.
Clik here to view.
A día de hoy me sigue sorprendiendo la cantidad de gente que tiene la falsa creencia de que la separación entre la vida profesional y personal es posible. Esta separación rara vez ha sido real aunque hayan existido épocas pasadas donde, sin lugar a dudas, era más sencillo evitar que aspectos profesionales influyesen en el entorno personal o viceversa. Es evidente que el número y la diversidad de inputs que recibíamos antes de nuestro entorno era sensiblemente menor al que recibimos actualmente. Antes, es cierto, la rapidez con la que cambiaban las cosas era sensiblemente menor. Y antes, es cierto, la indefinición y la incertidumbre de aquello a lo que nos enfrentábamos era más previsible. Cómo ya hemos hablado en anteriores ocasiones, la realidad actual es muy diferente a cómo era hace unos años y el tiempo que las personas y organizaciones tuvieron para prepararse de cara a esa nueva, y actual, realidad se empleó en seguir haciendo las cosas de la misma manera.
Diferenciar entre lo personal y lo profesional sigue siendo una mala práctica habitual en general, y con particulares efectos negativos en aquellas personas que desarrollan su actividad en lo que se conoce como trabajo del conocimiento. Es un error que no lleva a ningún sitio y no representa, en realidad, ninguna ventaja porque lo profesional y personal no son conjuntos disjuntos. Llevarte reflexiones, pensamientos o preocupaciones del trabajo a casa y de casa al trabajo es normal y natural. Seguro que alguna vez has vivido alguna de estas situaciones o, al menos, alguna similar:
- estás dando un paseo el fin de semana, relajado y disfrutando del momento y caes en una posible solución a un problema en el trabajo
- mientras haces deporte, tu mente empieza a ser un hervidero de ideas de negocio
- mientras escribes un email a un cliente enviando una propuesta de colaboración, recuerdas que pronto es tu aniversario de boda y que debes prepararlo
- en una reunión con un cliente, comenzáis a hablar de temas y aficiones personales
- estás en el cine y te acuerdas de que tienes que enviar a tu jefe el borrador del informe del trimestre
No tiene sentido separar lo profesional de lo personal. Incluso puede ser contraproducente pues puedes estar dejando escapar ideas, recordatorios o acciones muy interesantes y de alto valor. Si esto es así, ¿porque seguir luchando inútilmente por separar ambos entornos?.
En GTD se enfoca este tema de manera sencilla y, en cierto punto, disruptiva: no hay separación entre lo personal y profesional (David Allen, en “Haz que funcione”, se refiere a ello como el juego del trabajo y los negocios de la vida). Es simplemente absurdo tratar de separar ambos aspectos y por ello se plantea un enfoque completo en la gestión de cualquier aspecto de nuestra vida, ya sea personal o profesional. En GTD se captura una cosa, sea personal o profesional, para posteriormente averiguar qué significa para nosotros y qué queremos hacer con ella; después lo organizamos en un sistema fiable, que no diferencia entre personal o profesional, y que nos ayudará elegir qué haremos en función de aspectos objetivos como la energía que tenemos, el tiempo disponible o el lugar para llevar a cabo la acción, pero nunca en función de si es personal o profesional.
Querer organizarte en función de lo personal o profesional es entorpecer tu capacidad para conseguir los resultados que buscas de manera más óptima. Querer organizarte en función de lo personal o profesional es complicarte a la hora de tomar decisiones objetivas que te acerquen a los objetivos que persigues. Querer organizarte en función de lo personal o profesional es vivir sobre una inexistente delgada línea roja que solo limitará el potencial de poder relacionarte de manera eficaz con la complejidad real del entorno en el que vivimos.