El trabajo del conocimiento es aún un gran desconocido para muchos profesionales, desde directivos de grandes compañías y managers hasta emprendedores o empleados. Realmente, ese aspecto no me preocupa en exceso porque tarde o temprano, el trabajo del conocimiento acabará siendo tan conocido y necesario de comprender y abordar como a principios del siglo pasado lo fueron las teorías de Frederick Winslow Taylor sobre la industria del trabajo o, a mediados del mismo, las propuestas de Williams E. Deming sobre la calidad total.
En este post ya escribí sobre las principales características que define Peter Drucker sobre los trabajadores del conocimiento, y en este otro tienes una estupenda reflexión sobre su realidad en la actualidad. Hoy quería escribir sobre un tipo de trabajador del conocimiento concreto: los tecnólogos.
Según Peter Drucker, el tipo de profesional más extendido dentro del trabajo del conocimiento es, precisamente, aquel que compagina dos tipos de actividad: la intelectual y la manual, utilizando su conocimiento para posteriormente realizar una ejecución concreta. A este tipo de profesional, Drucker lo denomina tecnólogo.
Los tecnólogos, en cuanto a su naturaleza y doble vertiente para realizar actividades intelectuales (pensar, decidir, definir,…) y actividades manuales (ejecuciones más o menos repetitivas y aprendidas), son el grupo de profesionales más extendido en la actualidad. Probablemente, tu seas un tecnólogo y no lo sepas. A continuación, detallo algunas de las características de este tipo de profesionales:
- No existe una proporción fija ni exacta de cada uno de los dos tipos de actividad del tecnólogo. Drucker no define ninguna proporción de actividad intelectual y ni de actividad manual para los tecnólogos, lo cual es lógico pues la misma puede variar en función de la propia profesión. Hay tecnólogos que tienen una mayor proporción de actividad relacionada con el conocimiento que de actividad manual, pero también los hay en el sentido opuesto.
- Independientemente de la proporción circunstancial de actividad intelectual y de actividad manual del tecnólogo, es la actividad del conocimiento sobre la que pivota el trabajo final del tecnólogo y, por ello, Drucker habla de ellos explícitamente como trabajadores del conocimiento.
- La actividad manual del tecnólogo no es algo despreciable. Para los tecnólogos, la actividad manual es la consecuencia posterior a la actividad intelectual que realizan. Si ésta no se realiza adecuadamente, la actividad manual generará outputs de baja calidad. Por ello, aunque la actividad intelectual del tecnólogo sea lo primero que requiere su atención, se debe prestar especial cuidado a que el trabajo manual se realice de forma correcta.
- Los tecnólogos deben formar y capacitar sus competencias tanto en las actividades intelectuales como en las manuales para lograr una efectividad global óptima en su trabajo. No es suficiente poner foco en potenciar las capacidades intelectuales de pensamiento, aprendizaje, decisión, definición,…, sino también potenciar aquellas capacidades orientadas a conseguir una ejecución correcta.
- En cuanto a que deben ser considerados como plenos profesionales del conocimiento, el tecnólogo debe definir cuál es su tarea, cuál es su trabajo. Nadie mejor que él puede hacerlo. Del mismo modo, deberá definir qué debe ocurrir para que ese trabajo se considere terminado o conseguido.
- Para desplegar su potencial, los tecnólogos necesitan responsabilidad para aplicar su conocimiento y maestría en su actividad. No es efectivo supervisar al tecnólogo. En su lugar, los managers deben trabajar para generar las condiciones de contorno adecuadas para que el tecnólogo pueda ejercer su actividad de la manera más efectiva.
Pero, ¿quienes son realmente los tecnólogos?
Como habrás podido deducir, la mayoría de las profesiones actuales podrían encuadrarse dentro de esta categoría profesional. El propio Peter Drucker afirma que cualquier profesión con alta necesidad de conocimiento cualificado para ser desempeñada debe considerarse dentro de esta categoría de tecnólogos. Pero también son tecnólogos aquellos que, sin necesitar un conocimiento altamente cualificado, necesitan conocimiento intrínseco para desarrollar y ejecutar tareas.
Por ejemplo, podríamos hablar de un cirujano que precisa de un elevado conocimiento y formación previa a cualquier intervención y que, una vez en la sala de operaciones, precisa de una destreza manual exquisita para llevar a cabo la operación. Otro ejemplo podría ser el arquitecto que, para poder diseñar los planos de un edificio precisa de destreza manual pero que, previamente, ha de utilizar su conocimiento para establecer correctamente medida, proporciones o calidad de materiales. También un profesional de las ventas debe realizar previamente acciones relacionadas con actividades intelectuales como definir qué debe hacer para poder alcanzar sus objetivos y, en lo que a actividad manual o de ejecución se refiere, ejecutar las acciones de venta hacia el mercado que haya definido.
Pero no sólo las profesiones que necesitan un nivel de conocimiento cualificado elevado son ejemplos de tecnólogos. También lo son aquellas cuya actividad manual es proporcionalmente algo superior en volumen a la actividad que requiere de intelecto en su trabajo. Podríamos estar hablando de perfiles como oficinistas, administrativos, determinados perfiles informáticos, mecánicos de reparación, enfermeros,…
Es importante destacar que la proporción de actividad manual y actividad intelectual de un tecnólogo no determina, en absoluto, su aportación de valor. Está aportación vendrá determinada principalmente por el grado de efectividad con el que ejecute su actividad de conocimiento y la productividad con la que realice su actividad manual.
Para finalizar, es necesario ser consciente de que el reto reside en conseguir la máxima efectividad en la actividad de los tecnólogos, comprender sus necesidades y potenciar su desempeño, pues será el grupo de profesionales que, sin duda, más crecerá en los próximos años.